Dildos, Vibradores y Bolas chinas. Salud con mucho gusto.

 

vibrator2000

Pasaron los tiempos en que adquirir uno de estos aparatitos de placer era motivo de vergüenza y escarnio. Ahora los vemos en los escaparates de las tiendas, en centros comerciales, de regalo en revistas, e incluso vienen a vendernoslos a nuestro propio domicilio. ¿Quien de nosotras puede decir que no ha visto alguno de estos aparatos de cerca? En cuestión de unos años las empresas que se dedicaban a fabricarlos han duplicados sus ventas y rara es la persona que no tiene alguno escondido en el cajón de la mesilla de noche.

Lo cierto es que se han venido usando desde el principio de los tiempos. Fijaos si no en que el dildo más antiguo del mundo es un falo de piedra muy pulida de 20 cm de longitud y 3 cm de diámetro, del 27.000 A.C. En el periodo paleolítico.

Y si bien es cierto que cuando nos referimos a ellos siempre pensamos en el placer , también es importante conocer los beneficios para nuestro organismo que supone usarlos a menudo. Sexólogos y ginecólogos de todo el mundo los recomiendan en mujeres que padecen anorgasmia, vaginismo o tratamientos oncológicos.

Para todos los gustos

El dildo (antiguamente llamado «consolador» en forma despectiva) pasó de ser una tosca figura hecha de madera (en china) o cuero (los griegos), a convertirse en toda una compañía sexual de todo tipo, forma, color y textura. Hay dildos y vibradores que tienen una terminación curva para estimular el punto G o la próstata, diseños dobles que se pueden emplear simultáneamente entre dos personas para la penetración anal y/o vaginal y los dildos/vibradores de forma cónica para uso en el ano. Existen también en el mercado dildos con una potente ventosa en su base, que se sujetan contra superficies lisas (como la pared, una puerta o el suelo) y permiten su uso sin necesidad de utilizar las manos, dando un mayor protagonismo a nuestra imaginación.

Cuando el dildo se utiliza con un arnés de cintura que se pone alrededor del cuerpo, similar al que se usa en escalada, ese método se conoce en inglés como Strap on

¿Y si le ponemos vibración?


El vibrador ha sido el
juguete erótico más exitoso de todos los tiempos y, además de su objetivo principal, proporcionar placer, los expertos aseguran que son muy útiles para el tratamiento de diversas disfunciones en hombres y mujeres como la anorgasmia, el vaginismo o el acortamiento de pene.

Fue un médico británico, Joseph Mortimer Granville, quien inventó en la década de 1880 el primer vibrador de baterías. El objetivo era usarlo en el consultorio médico como una herramienta terapéutica para combatir lo que en la época victoriana se conocía como «histeria femenina». En 1952, la Asociación Americana de Psiquiatría declaró oficialmente que ésta no era una enfermedad legítima, sino un mito anticuado, y estos aparatos pasaron a convertirse en simples juguetes sexuales.
Los
vibradores o consoladores han evolucionado en cientos de formas y diseños y, más allá de su objetivo de proporcionar placer, son masajeadores útiles como instrumento terapéutico para mujeres que padecen anorgasmia, vaginismo, trastornos del deseo sexual o problemas secundarios a los tratamientos oncológicos.

Un gran estudio llevado a cabo con 3.800 mujeres de entre 18 y 68 años constata que mejoran la función sexual, además de promover comportamientos saludables. En el estudio del Centro de Promoción de la Salud Sexual en la Universidad de Indiana (EEUU) revela que la mayoría de las mujeres (un 52%) reconoció haber usado algún tipo de vibrador. El 83% lo empleaba para estimular el clítoris, mientras que el 64% lo usaba masajeando el interior de la vagina.
Una de las utilidades que los expertos dan a los
vibradores es en el tratamiento de la anorgasmia (ausencia del orgasmo tras una fase de excitación normal) que es una de las disfunciones sexuales más comunes de la mujer. «Normalmente esta disfunción se produce por algún trauma, lo que provoca que la mujer no consiga relajarse durante el acto sexual. El uso del vibrador puede ayudarle a buscar ella misma, de una forma relajada, las zonas que le producen más placer y conseguir así conocer mejor su cuerpo y lograr excitarse», explica Manuel Varela, presidente de la Sociedad Gallega de Sexología.

También para ellos.

También los expertos recomiendan los dildos masculinos a los hombres para tratar diversos problemas como acortamiento de pene, amputación, discapacidades o lesiones tras cirugías.«Hay un mayor tabú entre los hombres, pero su uso puede ser muy útil para personas que, con estos problemas, no consiguen llegar al orgasmo», destaca Varela. El sexólogo asegura que está demostrado que el uso de la juguetería «no resta la necesidad de tener relaciones, como muchas personas temen, sino que incluso la puede incrementar y, bien utilizada, puede ser muy saludable para la salud sexual de la pareja«.

Bolas chinas, esas grandes desconocidas

Seguro que os habéis preguntado a qué se debe su nombre. Pues bien, lo primero que hay que decir es que deberían llamarse bolas japonesas, ya que fue allí donde se inventaron. las bolas chinas, llamadas allí “Ben Wa”, se crearon para satisfacer las necesidades sexuales del emperador de aquella época.

El fin de las bolas chinas era preparar a las concubinas antes de tener relaciones sexuales para no tener que esperar que la vagina lubricara. Pero en el Japón de aquella época no sólo las usaban las concubinas del emperador, sino también las Geishas, por eso también se denominan ”bolas de geisha”.

¿Para qué se utilizan?

Para dar placer, indudablemente. Aunque también hay que destacar el potente efecto terapéutico que consiguen. Las bolas chinas mejoran la lubricación vaginal notablemente y es un efecto que se nota desde los primeros usos. Las bolas chinas contienen otras más pequeñas en su interior que al golpear con las exteriores realizan una especie de efecto vibratorio, produciendo sensaciones muy eróticas y placenteras. Pueden ser incluso amplificadas mientras se camina. Para el ejercicio del músculo pélvico, en general, mejora el tono de la vagina y, con ello, su salud incrementando la sensibilidad de la zona, potenciando la sensación orgásmica tuya y de tu pareja. Es muy importante tener un buen tono muscular incluso para evitar infecciones ¿has sentido alguna vez como que te orinabas al salir de la piscina? Ayuda en algunos tipos de incontinencia urinaria. Muchas mujeres piensan que la pérdida leve de orina es algo normal de la edad, pero esto es totalmente FALSO, esta pérdida leve es una patología conocida como incontinencia de esfuerzo (al toser, al reír, al estornudar…) y en estos casos las bolas chinas pueden ser una gran ayuda. En incontinencias graves mejor preguntar al médico especialista.

¿Cómo se usan?

Comenzaremos con una única bola más grande y más sencilla de sostener por nuestra musculatura probablemente más débil de lo que pensamos . Después dos unidas, que pesan más, y, en la última fase, ya para expertas, consta de unas bolitas muy estrechas y pesadas. La buena noticia es que la musculatura pélvica es muy “agradecida” y podremos pasar a lo largo de las fases muy rápidamente. La forma de utilizar nuestras bolas chinas es muy sencilla. Colocaremos un poco de lubricante en la punta de la primera bola y las introduciremos en la vagina en la postura que nos sea más cómoda, las dos bolas deben quedar detrás del músculo esto es más o menos donde colocamos él tampón. Os parecerán muy grandes cuando las veáis, pero se introducen sin ningún problema. Al ponernos de pie la gravedad hará su trabajo y las bolas tenderán a caer. Nosotras contraeremos el músculo de forma inconsciente para evitarlo y de esta manera ya estamos “haciendo pesas” con nuestro suelo pélvico. Si no podemos con ellas sí que podemos hacer ejercicio tumbadas. En la cama boca arriba tiraremos con una mano del cordel de extracción y con nuestra musculatura trataremos de impedir que se salgan. Es una especie de pulso con nosotras mismas que nos ayudará a fortalecer el músculo hasta que puedan sostenerse sin problemas.

¿Cuánto tiempo debo usarlas?

Es recomendable utilizarlas de forma progresiva, comenzar caminando con ellas durante 15 minutos las dos primeras semanas y luego pasar a 30 minutos. Si al pasar de un tiempo a otro notamos molestias al día siguiente (agujetas) estaremos un par de días sin utilizar las bolas y luego volveremos al tiempo anterior durante otra semana. Frecuencia: Podemos utilizarlas todos o casi todos los días durante 3 ó 4 meses y luego ya no las necesitaremos en mucho tiempo. Eso sí, si seguimos con nuestros ejercicios de suelo pélvico habituales.

El caso es que tanto las bolas como los vibradores y dildos nos pueden reportar unas veladas inolvidables, de eso no tengáis dudas. Pero tampoco se tienen que convertir en sustitutos de una relación normal.

Disfrutad y sed felices 😉